Esto pasó el año pasado. Jugué al juego de la ouija con mi amiga Carla. No nos lo tomamos en serio y empezamos a insultar, bromeando, a los espíritus que invocababamos. Por mala suerte, invocamos a Satanás que nos deletreó: "Lo que no crees es real".
Era tarde y mi amiga se fue a casa. Como mi novio había muerto en un accidente de tráfico, yo estaba sola en casa, así que me fui a dormir. Sobre las 3:20 de la madrugada me desperté y me fui a beber un café. Mientras bajaba las escaleras, oía las voces de una niña gritando muy en la lejanía. Cuando llegué a la cocina, cogí el vaso y había un papel bajo él que ponía escrito: "Te lo he dicho".
De repente sonó el teléfono. Era mi amiga Carla, preocupada por que su hija de dieciséis años no había regresado a casa. Entonces vi que bajo mis pies había huellas de sangre. Las seguí y me llevaron hasta el cadáver de la niña con el cuello degollado que yacía en mi cocina. Asustadísima fui a casa de Carla. Subo corriendo a su habitación y me la encuentro también con el cuello degollado igual que su hija.
Además en su frente alguien había grabado con un cuchillo: "yo tengo la razón". Me desmayé y cuando desperté estaba en un hospital. Todo se acabó.
Te recomiendo que no juegues a la ouija si no lo hacés en serio. Yo no volveré a jugar.